Nuestro producto estrella: El ámbar báltico
Hola! Escribimos este artículo en conjunto como parte de una serie de posts que queremos realizar hablándoles de nuestros “productos estrella”, esas cosas que nos gustaría recomendarles porque nosotras mismas las usamos, porque nos sacan de apuro, nos solucionan un problema o simplemente nos resultan irresistibles. Es importante que sepan que escribimos desde nuestra propia experiencia y no son artículos auspiciados por alguna marca. Lo aclaramos porque antes que cualquier cosa somos mamás, y jamás recomendaríamos algo que no conocemos y no hemos probado. Dicho esto, encantadas si quieren recomendarnos algo para que lo conozcamos, hablarnos de algún producto que debiésemos probar o si ustedes mismos ofrecen algún producto o servicio que quisieran presentarnos.
Hoy queremos contarles acerca del ámbar báltico. Seguramente han visto a guaguas y niños usando collares de cuentas en distintos tonos… cada vez los vemos más y, para quienes no los conocen, pretendemos presentárselos en este post.
El ámbar báltico es una resina fosilizada proveniente de coníferas de la región del báltico, como dice su nombre. Este ámbar es especialmente rico en ácido succínico, un analgésico y antiinflamatorio natural. Hace un tiempo es usual ver a guaguas y niños usando pulseras y collares con cuentas de este material, ya que con la temperatura que genera el contacto con la piel el ámbar libera este analgésico, el cual es absorbido gradualmente.
Las propiedades curativas del ámbar son conocidas desde los curanderos griegos, que lo usaban casi para todas la enfermedades. Y las mujeres creían que el ámbar no solo era bueno para hacer una piel mas suave y bonita, sino también par librarla de impurezas y hacerla más sana.
Hace algunos millones de años en el Báltico no había mar, como ahora, sino que habían bosques tropicales con arboles de hoja perenne. La resina de los arboles cayó, y luego, al cabo de millones de años se formó el ámbar.
El ámbar tiene efectos positivos sobre las glándulas tiroides y el sistema inmunológico. Puede ser usado por personas con cáncer para ayudar a sacar del cuerpo los metales pesados. Además el ámbar tiene efectos calmantes sobre el sistema nervioso. Es un excelente bio-estimulador y tiene propiedades anti-inflamatorias, anti-toxinas, contra la pneumonia y también anti-estrés.
LUCIA. Compré el primer collar de ámbar cuando mi hijo mayor tenía 10 meses. Varías amigas los usaban para aliviar las molestias de la dentición, cosa que a mí no me había tocado aún (a mis niños les aparecen sus dientes pasado el año). Debo confesar que mi primer interés fue estético y me intrigaba esto de los niñitos con estos collares tan onderos. Lo compré porque pensé que en algún momento le iban a salir los dientes y lo iba a necesitar (y era verano y encontraba que sería el accesorio perfecto para la playa, lo reconozco). Desde ese momento lo usé y, la verdad, los dientes nunca fueron tema en nuestra casa (nunca sabré si sin el collar la etapa hubiese sido más notoria). Luego de eso dejé de usarlo, sin ningún motivo en particular, simplemente quedó olvidado en una repisa hasta que llegó la siguiente primavera en donde descubrimos que el pobrecito es muy alérgico… Nos dieron los típicos remedios para la alergia y anduvimos bien, pero soy una mañosa con los remedios, me cargan, y me daba pena que tenga que pasar cada primavera (que es cada vez más larga) tapado en remedios para poder vivir en el paraíso del plátano oriental que es nuestra ciudad. Decidí volver a ponerle el collar y ¡sorpresa! Nunca más le he tenido que dar antialérgicos…
Hace unos meses comencé a usarlo con mi hija menor que, nuevamente, no ha manifestado ninguna molestia especial por la dentición y aún no sabemos si es igual de alérgica que el hermano… pero me encanta tenerlos igualitos con sus collares, se sienten especiales.
CATA. Empezamos a traer los collares antes de que naciera la Juana, por lo tanto tenia uno para ella mucho antes de que lo necesitara. Un día, un poco antes de los 5 meses amaneció llorando, y así estuvo todo el día, no dormía, no leche, no agua, no nada, de verdad lo estaba pasando mal. Mi pediatra de ese tiempo me había dicho en el control de los 4 meses “se va a llevar todo a la boca, es la edad, y te van a decir que le están saliendo los dientes pero no tiene por donde, es demasiado chica” y bueno, como era el pediatra, obvio que le creí (al control de los 5 meses la lleve con dos dientes.)
Y bueno, la cosa es que al otro día nos dimos cuenta que tenia un diente. Le puse el collar altiro y nunca mas tuvimos molestias, el siguiente diente salió un par de días después y los de arriba luego también y no nos dimos cuenta, a ella si que le sirvió el ámbar, porque lo siguientes no fueron tema.
Y con esto, a Diego se lo puse a los 4 meses, para que esperar que le salieran y le molestaran. Cuando son tan chicos se les puede poner una tobillera por si crees que le molesta en el cuello, pero no lo va a sentir.
Según nuestra experiencia es súper importante fijarse en lo siguiente:
- que sea realmente ámbar (hay algunos plásticos o acrílicos que son simplemente lindos, pero no cumplen ninguna función)
- que las cuentas estén anudadas de manera independiente, por seguridad.
- que tenga un cierre de seguridad (existe a presión o de tornillo, elige el que te deje más tranquila)
- nunca hemos pasado un susto (la J lo usa hace 4 años), pero no está demás prevenir respecto a los riesgos de poner collares a los niños, ahí cada quien decide y se responsabiliza.
- explicarle al niño qué es, por qué se lo estamos poniendo y preguntarle si le gusta (personalmente intento que participen de estas cosas, es su cuerpo y finalmente tienen que ser ellos quienes decidan si se sienten cómodos o si los ayuda o no).
Si quieres un collar puedes comprarlo aquí
Además hay tobillera, collares de adulto y juguetes
¿Y ustedes usan el collar de ámbar? ¿Les ha servido? Nos encantaría saber!