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Predicar con el ejemplo


Por más que estemos todo el día diciéndole a los niños que las verduras nos hacen demasiado bien o que lavarse los dientes en la mañana y en la noche aleja las caries, bacterias y bichos que rondan nuestra boca, creo que muchas veces las palabras les entran por una oreja y les salen por la otra… Para mí, la clave está en el ejemplo, y esto no tiene sólo que ver con alimentarse, tiene que ver con lo que proyectamos como papás y lo que esperamos que nuestros hijos reciban de nosotros.

Si hablamos a los gritos con ellos, la respuesta será más grito! No esperemos otra cosa, somos sus referentes, sus superhéroes, lo que quieren ser cuando grandes… Se proyectan en nosotros, por lo que predicar y no practicar se transforma en la peor forma.

Nada más contradictorio para ellos que la mamá que se toma una coca-cola mientras les dice que lo mejor es tomar agua.

Yo siempre he sido de la teoría de que todo cae por su propio peso y que tarde o temprano, si perseveramos, vamos a ver resultados. Terminaran comiendo fruta si nos ven a nosotros haciéndolo, probarán las ensaladas si ven que las comemos. Si las comemos nosotros ellos confiará (muchas veces no a la primera, ni la segunda, ni la tercera!).

Mis niños abren el refrigerador y lo ven repleto de hojas verdes, zanahorias y verduras en general. Encima de la mesa una bandeja grande llena de frutas, una despensa con harto fruto secos, harinas de arroz, quinoa, avena, cacao en polvo, arroz integral, legumbres y no mucho más… Mi marido y yo partimos el día con un jugo verde, si no alcanza el tiempo, una fruta. A la hora de almuerzo platos cargadísimos a las verduras, fines de semana en que nosotros cocinamos juntos, siempre con mucha ensalada, intentando que los niños cooperen con alguna tarea (pueden ser pelar zanahorias, picar espárragos, desgranar habas, sacarle las hojitas a una rama de romero), tarea que después seguro verán en sus platos, o por lo menos en los nuestros. En las noches siempre una gran ensalada, protagonista, muchas agüitas de hierbas, y de repente algunas excepciones, algún queque con tanta receta más sana que pillamos hoy en día, galletas (trato siempre de evitar el gluten y lácteo para ellos, yo definitivamente no los consumo) o algo diferente, una novedad.

En resumen, están en contacto con una forma de alimentarse y de vivir la vida que es la que nosotros queremos que experimenten, que se haga parte de sus vidas, que la hagan propia, que la gocen y la transmitan también, y creo que esa es la clave más profunda para acercar a los niños a lo que uno quiere que aprendan, hacerlo con ellos, involucrarlos, ser consecuentes, para no desorientarlos, ser un ejemplo, aunque en otras áreas seguro no seremos tan ejemplo, finalmente no somos papás perfectos, estamos todos en este camino, a veces lo hacemos bien, a veces súper mal, pero siempre intentando entregarles lo mejor, y creo que lo mejor es el ejemplo! Si finalmente eso queremos para ellos, también deberíamos quererlo (y practicarlo) nosotros.

A ponerse manos a la obra, no dejar que pasen los días, los meses, esperando a que algo me ilumine, empezar hoy a mostrarles todo lo bueno de la vida, con ellos de la mano, como ejemplo a seguir.

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